FIREBRAND El abrumador lado físico de la desigualdad de género en el drama histórico de Karim Aïnouz

Inspirada en la novela “El juego de la reina” de Elizabeth Fremantle, la película “Firebrand” de Karim Aïnouz nos presenta la vida de Catalina Parr como sexta y última esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra. A pesar de su fuerte sentido del deber, su talento intelectual y su sólida ética, Catalina Parr se mantiene vulnerable en el drama histórico de Aïnouz, llegando a superar finalmente el aspecto más marcado de la desigualdad de género: la fuerza física.

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Imagen: Larry D. Horricks, Brouhaha Entertainment.

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El drama histórico Firebrand (2023), de Karim Aïnouz, hace justicia a la extraordinaria fortaleza intelectual y moral de Catalina Parr (Alicia Vikander), la última esposa del rey Enrique VIII (Jude Law), asesino de reinas, que logró lo inimaginable: sobrevivir a un hombre que ya era conocido por deshacerse de cualquier esposa que no pudiera estar a la altura de sus expectativas, ya sea mediante la expulsión, el encarcelamiento o la pena de muerte. Y fueron varias las mujeres victimizadas por Enrique VIII antes de tomar a Catalina Parr como su sexta esposa. La película Firebrand nos acerca a este notable período de la vida de Parr y sorprende a quienes hasta ahora sólo habían pensado en las esposas de Enrique en su papel de víctimas. Catalina Parr no es una reina ornamental al lado de Enrique, sino más bien su representante, la regente real durante su ausencia y la madre concienzuda de sus hijos. Ella se ocupa de su educación y promueve especialmente los talentos de la joven princesa Isabel (Junia Rees). Además, Parr es una traductora competente y una autora que ya ha publicado un primer libro y está preparando otros; es una reina con muchos planes, opiniones políticas y religiosas propias, y convicciones que la llevan también al borde del abismo. Con la película Firebrand, Karim Aïnouz cuenta su historia de una manera muy especial: íntima y personal, al mismo tiempo humanamente universal y, sobre todo, casi físicamente tangible. Aïnouz utiliza la visualización específica del medio cinematográfico para crear un mundo histórico opulento que hace omnipresente el lujo severo de la corte Tudor: la ropa y las joyas parecen intensificar la corporalidad de las figuras y determinar sus movimientos; comer y beber suelen tener lugar en habitaciones que circundan a las personas casi como una pesada carga. Este efecto se ve reforzado por el contraste con las zonas exteriores, el paisaje suave y verde de los jardines y bosques, impregnado de aire fresco. Sin ser un tema explícito de la trama, estos contrastes materiales y físicos distintivos en la película Firebrand de Karim Aïnouz determinan implícitamente las acciones e interacciones de los personajes y, por lo tanto, también dan forma al sorprendente final.

La corporalidad de la ropa y la desigualdad de género

Debajo de la ropa rígida y las enormes joyas, por ejemplo, los movimientos de Catalina Parr, personificada con delicadeza y dignidad por Alicia Vikander, parecen dificultosos. Su pequeño cuerpo lucha bajo la pesada falda para abrirse paso a través de un castillo oscuro, un lugar donde la atmósfera está contaminada por las intrigas de poderosos hombres políticos. En la película Firebrand de Karim Aïnouz, los materiales son lujosos, difíciles de superar en términos de brillo y opulencia, pero también hacen mucho más: resaltan inequívocamente el lado físico de la desigualdad de género. Con sus túnicas, los hombres parecen mucho más anchos, más fuertes, más altos, indiscutiblemente dominantes, tan abrumadores como las paredes oscuras y el mobiliario claustrofóbico. Las mujeres no pueden hacer nada más que caminar lentamente, oprimidas por sus enormes túnicas, su cabello fuertemente recogido y sus cuerpos comprimidos, literalmente mantenidos “bajo control” de la cabeza a los pies. La tensa silueta de Catalina Parr es esencial. Son raros los momentos en los que no se ve obligada a parecerse a una figura tallada en piedra, tanto porque físicamente no hay otra manera posible de moverse como porque también es eso lo que se espera de ella. Y todo va bien hasta que su voz valiente y su inteligencia empañan desagradablemente la imagen de la mujer silenciosa y sumisa ante los ojos de los cortesanos. En los momentos íntimos de su habitación privada, sola, con los niños o sus damas de honor, liberada de las pesadas telas y del opresivo tocado, se transforma en una persona que finalmente puede volver a respirar, hasta que este espacio libre también es invadido por otro tipo de pesada materialidad: la brutal fuerza física de Enrique, violentamente personificada por Jude Law. En la película Firebrand de Karim Aïnouz, Catalina Parr es literalmente aplastada por el cuerpo de Enrique, sus labios son fuertemente sellados por sus enormes manos, llega un momento en que está a punto de ser asfixiada por la manera brutal en que él le llena la boca de lujoso collar, un regalo que él le había hecho. Este hombre violento e impredecible la deja literalmente devastada, mental y físicamente, antes de que pueda resucitar, levantándose una y otra vez.

La fuerza mental versus la fuerza física: ¿la victoria de la violencia?

La película Firebrand de Karim Aïnouz es un drama histórico que retrata con realismo la interminable historia de terror de la violencia doméstica, haciendo visible la impotencia física de la mujer ante la fuerza corporal de un hombre brutal: a pesar de la inteligencia, a pesar de los argumentos, a pesar de la fortaleza moral y mental con las que ella pueda defenderse. De esta manera, incluso si Catalina Parr todavía es capaz de resistir la tortura psicológica de Enrique con un impresionante autocontrol, físicamente está completamente a su merced antes de que consiga encontrar una manera de influir en él y, en última instancia, derrotarlo con sus propias armas. Ojo por ojo. Pero hay alguien más que observa ansiosamente e incluso parece aprender de todos los matices de esta batalla física y mental que es una cuestión de poder para Enrique, una cuestión de supervivencia para Catalina: la princesa Isabel. Enigmáticamente interpretada por Junia Rees, Isabel está en proceso de convertirse en una joven que dice poco, pero escucha mucho, siguiendo con atención este conflicto entre la fuerza física y mental en el que sólo la violencia tiene posibilidades de vencer. Y ciertamente lo hace, en esta historia cautivadora desde el principio hasta el final, con una Catalina Parr que extrañamente termina por sobrevivir, llegando a respirar libremente allá afuera e incluso a marcar el rumbo de la reina más poderosa de la historia de Inglaterra: Isabel I, la impávida Reina Virgen.

©LaNinfa.art, Sofia Bartra de Loayza, 2024.

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